Los reyes magos
Origen
En las pinturas de las catacumbas de Santa Priscila, desde comienzos del siglo II, los representaban solo como nobles persas. Por otro lado, en el arte los comenzaron a presentar como reyes desde el siglo VIII.
A partir del siglo VIII, los Reyes Magos recibieron nombres, con algunas variaciones. Los primeros fueron Bithisarea, Melchior y Gathaspa. Ya en la Edad Media fueron incluso venerados como santos.
Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, se los da, en el siglo IX, el historiador Agnello, en su obra «Pontificalis Ecclesiae Ravennatis».
- Mechor se representa generalmente como un anciano blanco, proveniente de la zona Europea y ofrece al Niño el oro por la realeza de Cristo.
- Gaspar es proveniente de la zona asiática y porta el incienso por la divinidad de Jesús.
- Baltazar proviene de África y regala al Salvador la mirra, sustancia que se utilizaba para embalsamar cadáveres y símbolo de la humanidad del Señor.
En la época que se les empezó a pintar con estas características no se tenía conocimiento de América. Además, los tres hacen referencia a las edades del ser humano: juventud (Gaspar), madurez (Baltazar) y vejez (Melchor).
La escena de los magos adorando al niño Jesús se convirtió en el tema favorito en el arte de los bajorrelieves, miniaturas y vitrales.
Muerte de los reyes
Los Reyes Magos fallecieron de muerte natural . En sus palabras, dejaron este mundo «poco antes de la fiesta de natividad del Señor» y justo después de que una estrella apareciera en el cielo como presagio de su defunción.
Mito
Se cuenta que había un cuarto Rey Mago, que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla. Como regalo pensaba ofrecerle al Niño un cofre lleno de perlas preciosas. Sin embargo, en su camino se fue encontrando con diversas personas que iban solicitando de su ayuda.
Sucedió que cuando por fin llegó a Belén, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el Rey Herodes quería matarlo. El Rey Mago siguió buscándolo, ya sin la estrella que antes lo guiaba.
Buscó y buscó, más de treinta años recorriendo la tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados. Hasta que un día llegó a Jerusalén justo en el momento que la multitud pedía la muerte de un pobre hombre. Mirándolo, en sus ojos reconoció entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, el brillo de aquella estrella. Aquel miserable que estaba siendo ajusticiado, era el Niño que por tanto tiempo había buscado.
La tristeza llenó su corazón, ya viejo y cansado por el tiempo. Aunque aún guardaba una perla en su bolsa, era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de una Cruz. Como había fallado. Y sin tener a dónde más ir, se quedó en Jerusalén para esperar que llegara su muerte.
- Imagina que tienes un blog que lo siguen muchas personas, de pronto, has cometido indiscreción que resultó falsa y mucha gente te escribe críticas duras y groseras. ¿Qué harías en ese caso: lo cierras o afrontas tu error? ¿Por qué?
Afrontar el error, porque de nada sirve cerrar, te pueden seguir dando más criticas duras, entonces al afrontar la situación se puede ayudar a aclarar el error hecho.
Comentarios
Publicar un comentario